Una mañana de otoño, temprano en Coma Ruga, se me ocurrió gastar un carrete que me sobraba. Con la cámara digital se sabe al instante como salio la foto, pero “o Dios”, la sensación de ver la foto surgir del blanco del papel como por arte de magia, hace recordar porque quise ser fotógrafo.
3 comentarios:
Bienvenido a la virtualidad!
Te agregué en este sitio:
http://textosdeldiluvio.blogspot.com
hola amigo, es una exelente fotografía. ya nos encontraremos muy seguido por estos lados. Te voy a agregar en mi blog.
http://raulsabater.blogspot.com
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